10 consejos claves para mejorar tu Resultado Financiero
Cuando
realizamos el cierre del ejercicio, obtenemos un resultado que no es
otro que la diferencia entre nuestro resultado de explotación y nuestro
resultado financiero (entre otros conceptos) . La cuenta
de pérdidas y ganancias, disgrega de este modo, dos resultados que a
pesar de estar íntimamente relacionados, guardan sentidos diferentes.
Habrán empresas que dado su alto carácter financiero, podrían considerar
el resultado financiero como parte del resultado operativo, sin
embargo, en la inmensa mayoría de casos, los costes de la financiación
entre otros, son los que merman el resultado de explotación, reduciendo
por lo tanto un beneficio operativo.
Para evitar que dicho resultado financiero reduzca en demasía nuestro resultado de explotación, obviamente tendremos dos vías, aumentar los ingresos financieros o reducir los gastos de similares características.
Visto así, puede resultar algo de sentido común, y lo es, pero
realmente el hecho de conseguirlo implica el comprender el
funcionamiento de determinados instrumentos, además de realizar una
gestión adecuada de nuestros recursos financieros.
En base a ello, podemos elaborar un decálogo de directrices para mejorar nuestro resultado financiero.
1) Elaboración de una buena previsión de pagos.
El hecho de conocer el vencimiento y los
importes de todos nuestros compromisos de pago, y además hacerlo con la
suficiente exactitud y antelación, nos evitará intereses de demora,
intereses por descubierto así como comisiones y gastos por reclamaciones
de posiciones deudoras. Conviene por lo tanto elaborar un calendario o sistema que se adapte a nuestras necesidades
en este sentido.
2) Actualiza tu cuadro de operaciones y condiciones financieras.
Es imprescindible contar con un
documento que recoja todos nuestros productos financieros contratados,
así como el coste de los mismos. Tan importante como su elaboración, es su actualización,
dado que el hecho de no hacerlo, hará que nuestro calendario de pagos
no se ajuste a la realidad y nuestras previsiones fallen.
3) Reclamación de comisiones
Hay que reclamar las comisiones cobradas de modo incorrecto siempre.
Pero además de reclamar, hay que hacer un seguimiento del estado de
dichas reclamaciones para evitar que se pierdan en el olvido. Los
empleados de la banca son muy dados a motivar que esto ocurra.
4) Revisión de liquidaciones, actualizaciones de tipos, etc…
Mucha gente confía en que las entidades
financieras cuentan con sistemas realmente avanzados que calculan en
cuestión de segundos liquidaciones de cuentas, operaciones financieras, y
revisiones de tipos de manera perfecta. Y así es, pero solo en parte.
Debemos recordar que la introducción de los datos así como la aplicación de las condiciones sigue precisando el factor humano. Con ello, deberemos tener siempre la caución de revisar todos esos procedimientos con el fin de validar que los costes se ajustan a las condiciones pactadas.
5) Tesorería ociosa
Deberemos recolocar los
excedentes de tesorería que no se encuentren comprometidos en productos
remunerados o reduciendo saldos dispuestos de pólizas de crédito.
En caso de duda, siempre habrá que calcular la diferencia entre el
coste de los movimientos de dichos fondos, frente a la posible
rentabilidad que puedan ofrecer, o del coste de no cubrir ese importe
dispuesto en una póliza de crédito.
6) Fechas Valor
La fecha valor es sibilina y letal.
Actúa sin que nos demos cuenta, y cuando menos lo pensamos, recibimos
una liquidación de cuenta que no acaba de cuadrar. Eso es porque nuestro
cerebro focaliza sus esfuerzos en el saldo, nos limitamos tan solo a
controlar ese punto en nuestro extracto bancario. A esto se le llama “escotoma”,
el cerebro sólo ve lo que quiere ver. Sin embargo, toda operación
conlleva siempre el acompañamiento de dos fechas, la de proceso y la
fecha valor. La segunda es la fecha en base a la cual se calculan los
intereses en la liquidación de una cuenta. Simplemente con obtener un extracto de cuenta,
y ordenarlo con la ayuda de una hoja de cálculo por criterio de fecha
valor, podremos darnos cuenta de que en determinadas etapas, nuestra
cuenta queda en un descubierto teórico, y es en esos casos en los cuales
nuestros resultado se ve penalizado sustancialmente.
7) Reunificación de formas y vencimientos de pago
El hecho de reunificar nuestra forma de pago en una única, además de un único día de vencimiento, nos hará tener un control total y absoluto de nuestro flujo de pagos, evitando que cada pago se nos gire o cargue en cuenta
en un vencimiento distinto obligándonos a realizar continuas
actualizaciones de previsiones y aumentando carga administrativa. Es a
lo que se suele llamar comúnmente, tener la sartén por el mango.
8) Diferenciar entre necesidades de liquidez o rentabilidad
Por supuesto, todos queremos obtener la
máxima rentabilidad por nuestras imposiciones bancarias. El hecho de
inmovilizar un capital en un plazo elevado siempre nos ofrecerá
rentabilidades más atractivas, sin embargo, es vital conocer nuestras posibles necesidades o tensiones de liquidez en un horizonte variable. Por esa contingencia, deberemos tener la suficiente capacidad para no comprometer ahorro que podamos necesitar, dado que el hecho de tener
que disponer de un IPF previo a su vencimiento puede ocasionarnos
numerosos problemas y penalizaciones.
9) Distribución equitativa de negocio entre nuestro pool
Esto es harto complicado dado que con la situación actual, no todas las entidades se prestan a financiar en las mismas condiciones.
Lo ideal es diversificar el negocio entre todas las entidades con las
que trabajamos, y mantener unos saldos mínimos con el fin de evitar
comisiones de mantenimiento y administración. Es inevitable el
hecho de volcar más volumen de negocio en unos bancos que en otros por
criterios históricos, o de afinidad. Lo cierto es que lo deseable es
lograr una equidad en este sentido.
10) Precaución y cierto pesimismo en las previsiones
Deberemos realizar unas previsiones cautas e incluso pesimistas en varios aspectos.
Obtención de ingresos y cobros en las fechas previstas, margen o
porcentaje de devoluciones en base a documentos descontados o
presentados al cobro, no renovación de pólizas de crédito,
posibles dificultades para financiar o refinanciar operaciones, etc… La
razón de gestionar estos apartados de este modo, es cubrir nuestras
posiciones y prevenir eventuales situaciones adversas. Por supuesto, no
se cumplirán el 100 % de estas previsiones agoreras, pero
lamentablemente, alguna si que lo hará.
El resultado financiero depende en gran
medida del nivel de endeudamiento bancario mantenido por una sociedad,
en contraposición de los productos de ahorro suscritos, entre otros
muchos conceptos y partidas. El seguimiento y aplicación del citado
decálogo, sin ninguna duda mejorará el coste financiero medio de la
sociedad, además de mejorar la gestión y ofrecer una mejor imagen de
nuestros procedimientos empleados.